El cardenal Bertone habla de Gaudí

“Para Gaudí, el arte puede asumir el lenguaje teológico”, ha dicho el cardenal Tarsicio Bertone –n. 2 de la Iglesia católica- en una entrevista de Enric Juliana y Eusebio Val publicada en “La Vanguardia” (23-IX-2012). Comentando el tema de la relación entre Dios y el hombre contemporáneo, Bertone afirmó: “El majestuoso templo de la Sagrada Família en cierta medida representa en Europa occidental el símbolo de las relaciones entre lo humano y lo divino, entre la naturaleza y lo sobrenatural. Para Gaudí, el arte puede asumir el lenguaje teológico, es decir, hablarle al hombre de Dios. Por tanto, el arte se entiende en el fondo como instrumento de diálogo, de comunión entre naturaleza y gracia.” El cardenal Bertone ha entendido lo que pretendía Gaudí, desde el punto de vista religioso, con la Sagrada Família: hablar, con el arte, de Dios a los hombres posteriores a la Revolución Industrial. Los momentos actuales, en cuanto al giro de las relaciones entre España y Catalunya, liderado por el catalanismo conservador, se parecen mucho a hace cien años. El 11 de septiembre de 1714, Catalunya perdió militarmente su soberanía. Doscientos años después, el catalanismo conservador, liderado por Enric Prat de la Riba, consiguió la primera “devolución de soberanía”, un primer autogobierno parcial: la Mancomunidad de las cuatro provincias catalanas. Y cien años más tarde, estaremos en el 2014: ¡veremos qué pasa! Por cierto, puestos a leer la historia, recordemos que todo el movimiento catalanista –que aspiraba a una confederación ibérica, similar a la Confederación Helvética, con Portugal incluido- se acabó en 1923 con la dictadura de Primo de Rivera. Primo de Rivera dio su golpe de estado en Barcelona, con el apoyo unánime del empresariado catalán. La situación económica de la Sagrada Família, en cambio, era en 1914 la contraria que ahora: no había dinero. Y el presidente de la Mancomunidad de Catalunya, Enric Prat de la Riba, y el obispo de Barcelona, Dr. Reig, quisieron visitar las obras el 30 de noviembre de 1914, para apoyar la construcción del templo y a su arquitecto. Antoni Gaudí, abriendo sinceramente su alma, explicó, con una gran precisión conceptual en cada palabra: “No he inventado nada. No he hecho sino levantar el Templo Expiatorio, reconstruir la Iglesia, devolver a las generaciones que vienen la Iglesia con su primitivo espíritu; presentar, al progreso actual, la Iglesia que fundaron los Apóstoles, adaptada a las necesidades de los modernos tiempos.”

Josep Maria Tarragona, 25-IX-2012
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Última actualización: 06/05/2016