En julio de 1870, Anton Gaudí y Eduard Toda pasaron una temporada en l'Espluga de Francolí, invitados por una hermana de Josep Ribera, casada y establecida a aquel pueblo. Los tres amigos de Bachillerato visitaron el vecino monasterio de Santa María de Poblet. Ribera había asistido a la destrucción y depredación de imágenes, sepulcros, tesoros, etc. del gran monasterio, por la incuria del Estado español, que lo dejó sin guarda desde la desamortización de 1835. El mismo Anton Gaudí tenía dos libros de la biblioteca de Poblet. Ribera quería impulsar la restauración y se lo explicó a sus amigos íntimos Toda y Gaudí, que fueron presas de dolor ante de las ruinas. Allí juraron convergir sus esfuerzos, no los del momento, sino los de toda la existencia, para devolver la vida y resucitar el alma del gran coloso caído en el abandono y la miseria. Se distribuyeron el trabajo, con una gran seguridad juvenil. Gaudí cuidaría de levantar muros, rehacer tejados, reconstruir bóvedas, tapar las minas y agujeros abiertos por los buscadores del tesoro que la imaginación popular decía que habían escondido los monjes. Ribera contaría los hechos y las gestas de la historia pobletana para mover los sentimientos de los catalanes a favor de la reconstrucción. Toda reuniría el Archivo y la Biblioteca y, además, escribiría un libro que, impreso y vendido a seis cuartos (treinta céntimos) el ejemplar, daría los primeros medios para empezar la obra. Gaudí hizo algunos estudios de la manera cómo tendrían que ser ejecutadas las obras: para las paredes interiores y en todo aquello que no fuera mampostería, solo usarían piedra tallada, rechazando los guijarros y cantos rodados de río usados antes por los monjes, porque su forma lisa y redonda no les permitía ligar con la argamasa; para hacer tejas y baldosas, pondrían en marcha el horno de la tejería del ángulo del camino junto al curso del río Sec y ellos mismos dirigirían la producción. Finalmente, para la madera necesaria para las construcciones y la leña del horno, utilizarían los recursos del bosque de la Pena, que no había sido talado del todo. Compondría el personal de la restauración dos albañiles y cuatro peones, con salarios de doce reales diarios cada uno de los primeros y seis reales diarios los segundos. Podrían también ocupar a algunos campesinos y muchachos para limpiar los principales edificios y tirar los escombros en la plaza del viejo Hospital de Pobres, delante de la Puerta Real; eso solo podría aumentar el cálculo de gastos en cuatro reales diarios por cada trabajador. La fuente principal de ingresos sería la entrada de un real que cobrarían a los visitantes, que calcularon en unos cuatro mil. Además, venderían la "guía" y pedirían subvenciones a las instituciones oficiales y a las sociedades artísticas de Barcelona. Toda redactó el estudio completo de la restauración, utilizando como hojas el dorso de unas proclamas del Comité Democrático Republicano Federal de Reus (presidido por su tío, Josep Güell i Mercader). Para el dibujo de la planta, Toda calcó la lámina de la "Guía de Poblet", que había publicado Andreu de Bofarull el mismo 1870 en Reus. Gaudí le asesoró en cuanto a construcción y arquitectura. El manuscrito se titula "Poblet, datos y apuntes" y está fechado el 26 de julio de 1870. Incluye un dibujo de Gaudí: el del escudo de Poblet, copiado de un grabado del libro de Jaume de Finestres. Pasado el verano, Ribera, que era huérfano, se marchó con sus tíos a Andalucía. La Universidad de Barcelona había cerrado a causa de la epidemia de fiebre amarilla y Toda aprovechó para publicar el pequeño opúsculo "Poblet, descripción histórica" y después se marchó a Madrid a estudiar la carrera de Derecho. Gaudí permaneció en Reus hasta que pudo ir a Barcelona. Continuaba muy animado con el proyecto, y el 26 de noviembre de 1870 escribió a Toda interesandose por Ribera y por si se había enfriado su interés por Poblet.