1875: Primeras obras en la Ciutadella

El año 1875 se inició con la incorporación del soldado Anton Gaudí al Arma de Infantería, en la plaza de Barcelona. Por ser estudiante, no hubo de acudir al frente de la Tercera Guerra Carlista o ser embarcado para la Guerra de Cuba, sino que pudo hacer su servicio militar en el cuerpo administrativo del Ejército, en la retaguardia, sin moverse de la ciudad. En el mismo enero de 1875, se iniciaron los trabajos de la gran cascada del parque de la ex-ciudadela, obra de Fontserè. Según los planos, tendrá 24 m. de altura, 70 m. de base, 7 saltos y un lago semicircular de 60 m. de largo. Estaba directamente inspirada en el Château d’Eau de Henri Espérandieu en el parque Longchamps de Marsella (1869), del que Gaudí conservaba algunas fotos. Pero, a diferencia de la de Marsella, una gruta detrás del tercer salto de agua permitirá contemplar el agua cayendo, como pasa en Sant Miquel del Fai. Además de esta gruta, hay otros elementos netamente gaudinianos: los templetes, los relieves de salamandras en los muros del acuario y los escalones partidos de la parte alta. Junto a Gaudí, colaboraron con Fontserè en el proyecto de la cascada el también estudiante de arquitectura Cristòfor Cascante i Colom y varios escultores, con los que Gaudí también trabó una fuerte amistad, singularmente con el joven Llorenç Matamala En febrero de 1875, Gaudí se presentó al concurso para el monumento funerario a Josep Anselm Clavé, cuyo único premio consistía en la gloria de realizarlo. Concursaron diez proyectos, entre ellos el de Josep Vilaseca y Lluís Domènech i Montaner, muy superior a los demás pero también de precio más alto que el estipulado por la comisión. Una de sus características novedosas era el uso de las formas vegetales; no para crear un simbolismo, sino como decoración, cosa que también ocurría en el proyecto de Gaudí. Los artistas concursantes –escultores, maestros de obras, arquitectos, dibujantes y un único estudiante: Anton Gaudí- se apresuraron a señalar el proyecto de Vilaseca y Domènech i Montaner como ganador, retirando los suyos propios. Un gesto de desprendimiento, de humildad y de compañerismo que fue elogiado públicamente por la entidad convocante. Poco después, en el parque de la ex-ciudadela se inauguró la primera obra de Gaudí llevada a la práctica: la terraza para los conciertos al aire libre de la banda municipal, en el ángulo de la avenida de los Tilos con la de los Álamos. Gaudí, como delineante de Fontserè, era el autor de la balaustrada de piedra que la cierra. Inmediatamente, se convirtió en el lugar preferido de las niñeras, por la tranquilidad con que podían dejar jugar en paz a los niños pequeños a su cargo. Es un rincón que, por su elegancia, aparecerá a lo largo de los años frecuentemente fotografiado y reseñado en las guías turísticas y artísticas de Barcelona. Gaudí, además de su intenso trabajo como delineante de Fontserè, no descuidaba los estudios. De este año es el dibujo de un farolillo, un proyecto escolar que no sabemos a qué asignatura corresponde. En los exámenes de junio aprobó dos materias pendientes de primer curso, atrasadas desde 1873, ante el tribunal formado por Joan Torras, Antoni Rovira y August Font: Mecánica aplicada (28 de junio de 1875) y Estereotomía (30 de junio de 1875). La Mecánica le fue aprobada a pesar de que no supo resolver el problema planteado en el examen, que era uno de los que se habían hecho en clase, a la cual Gaudí no asistía con excesiva frecuencia. Pero formaba parte del tribunal el profesor Torras, que siempre defendía a Gaudí y recordó el cálculo que el examinando había hecho como ayudante de Fontserè del depósito de aguas del Parque y le dejaron pasar sin más. Anton se presentó también a Proyectos I, pero se retiró a medio examen. El ejercicio mandado era una “Puerta para un cementerio”. Como Gaudí no podía concebir la obra sin el ambiente propio que le fijase los elementos, comenzó a dibujar una avenida de acceso al cementerio con un coche del que bajaba gente enlutada, un fondo de puntas de cipreses y un cielo pálido con unas nubecillas grises; así creaba una luz y una situación apropiada para comenzar a dibujar la puerta. En este punto, el profesor le retó diciéndole que no es así como se comienzan los proyectos. Y como Gaudí no admitía que se le llevara la contraria cuando se hablaba de arquitectura, ni siquiera el profesor en un examen, recogió sus cosas con gran naturalidad y se fue. En agosto de 1875, Fontserè presentó el proyecto de detalle de la fuente central del mercado del Born, en el que se advierte de una manera especial la mano de su delineante Gaudí. La construcción del mercado se había iniciado hacía un año y duraría otro año más, hasta finales de 1876.

Josep Maria Tarragona, 31-I-2008
COMENTARIOS



©2013 antonigaudi.org
Todos los derechos reservados.

Última actualización: 06/05/2016