El exterior del palacio episcopal de Astorga

Gaudí diseñó el palacio episcopal de Astorga plenamente integrado en su entorno. Para el arquitecto, “tenía que ser, en primer lugar, blancura de veste episcopal que, con la significación litúrgica, tuviera aquí la de marcar un contraste y, con ello, fijar un centro de irradiación”. Por eso escogió para las fachadas la piedra sin desbastar, que con las nevadas acumula la nieve; y todo el conjunto venía a ser una simbiosis de templo episcopal y de fortaleza señorial. Sus formas interiores y exteriores, dibujadas por Berenguer en el lejano despacho de la Sagrada Família, son increíblemente españolas del todo y, a la vez, ajenas a cualquier voluble exornación típica de la arquitectura española cuando decae o degenera; son un fruto preciso y exquisito del conocimiento íntimo del alma de Castilla y León que tenía el catalán Gaudí. En los torreones exteriores, Gaudí grabó los escudos de Mons. Grau i Vallespinós. Cuando, a la muerte del Dr. Grau en 1893, Gaudí abandonó el proyecto, las obras se interrumpieron indefinidamente. Muchos años después, el edificio fue coronado con una cubierta digna, aunque muy poco gaudiniana.

Josep Maria Tarragona, 13-XII-2008
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Última actualización: 06/05/2016